Los
seres humanos somos seres lingüísticos, que nos servimos del lenguaje
para representarnos mentalmente la realidad, entendernos, apoyarnos,
evolucionar y comunicarnos con nuestros semejantes.
Sin
embargo, también podemos tomar el recurso del lenguaje para Nos
comunicamos para, o para controlar, vencer, manipular y dominar a los
demás con la mente puesta en obtener beneficios egoístas.
Manipular
es inducir a las personas a hacer algo que nos interesa que hagan y que
normalmente no harían. El manipulador busca dominar y controlar a
otros, sirviéndose de estrategias como: la culpabilización, la amenaza,
la indiferencia, la seducción, la racionalización, la ilusión o el
engaño.
Con la
culpabilización se busca que las personas sientan malestar por lo que
hicieron o dejaron de hacer. Este mecanismo es usual en muchos jefes y
también en padres, que maltratan emocionalmente a sus hijos cuando
desean lograr que éstos hagan algo pero carecen de argumentos para
persuadirlos.
Entonces
critican y emiten frases como: “no sirves para nada”, “nunca debiste
haber nacido”, “no haces lo que deberías hacer”, “mira como nos haces
sufrir”, etc. Dentro de la estrategia de la culpa, está la lástima, que
es terriblemente efectiva. Muchos desempleados, solitarios, enfermos y
hasta enamorados, se apoyan en sus “limitaciones” para obtener de los
demás algo que sienten que por sí solos no pueden proveerse. En vez de
aprender a pescar, piden a través de la generación de la lástima.
Con la
amenaza se busca generar miedo, a fin de que hagan lo que esperamos de
ellos, so pena de recibir algún castigo, nuestro, de otros o del
mismísimo Dios.
Otra
ruta de manipulación es la indiferencia. Hay padres que dominan a sus
hijos quitándoles atención y cariño o enfriando las relaciones. Muchas
mujeres se valen de la seducción y la complacencia para manipular, y
usan su poder sexual como arma de gratificación a cambio de que otro
haga “lo correcto”. A veces se estila complacer repetidamente para luego
“cobrar la factura” cuando sea requerido.
Un
método de manipulación usado por los hombres es la racionalización. Se
basa en el despliegue de intelectualizaciones exageradas que pretenden
justificar ciertas conductas y evadir ciertos deberes o cambios.
¿Y cómo enfrentamos a los manipuladores? Para evitar la manipulación es recomendable:
– Acepte que la manipulación es real, existe y la usan a diario millones de personas
– Manténgase atento(a) para detectar las acciones de manipulación.
–
Aprenda a decir no o a posponer respuestas. Decir: “lo pensaré y después
te respondo”, es un modo de evitar comprometerse y de salirse de
trampas.
– Razone, analiza y cuestiona las premisas y exigencias del manipulador, que suele intentar que no pensemos para dominarnos.
– Muestre autonomía, es decir, depender menos de otros para restarle oportunidad de manipularnos.
– Establezca acuerdos, preferiblemente escritos al iniciar relaciones importantes.
– Conviértase en su propio juez, réstele valor a las opiniones críticas de los manipuladores culpadores.
– No revele informaciones privadas para evitar intromisiones ajenas.
– Aléjese de las personas impositivas y agresivas que no saben negociar y que manipulan frecuentemente.
– Evite convertirse en manipulador; sea asertivo y honesto.
Puede
que al principio sienta usted incomodidad por decirla alguien lo que no
le agrada o lo que espera de ellas, pero pronto verá que es lo mejor que
ha hecho, pues reducirá la mínimo a los depredadores de las relaciones,
los manipuladores. Gracias por leerme.
Dr. Renny Yagosesky
Ph.D en Psicología, Conferencista Internacional, Escritor
www.mundorennyy.com
Twitter e Instagram: @doctorrenny