“Pintor”,
“inventor”, “ingeniero”, “genio”. Podría pensarse que, en una hipótetica
entrevista de trabajo, el currículo de Leonardo da Vinci realmente no
se la pondría nada fácil a ningún otro candidato al puesto.
Pero ¿podría ser contratado hoy en día?
BBC Capital le pidió a dos expertos que
revisaran el “CV” de da Vinci -una carta al duque Ludovico il Moro
incluida en Codex Atlanticus, la recopilación de documentos de Da
Vinci-, tomando en consideración las cosas que tantos de nosotros
hacemos mal a la hora de elaborar nuestros propios documentos de
presentación para buscar un empleo.
Y los expertor revelaron algunas sorpresas. No basta ser genio para conseguir trabajo.
A juzgar por su currículo negativo, poco
sustancioso y mal enfocado, da Vinci tendría dificultades para lograr
que lo llamaran a una entrevista de trabajo.
La escritora de currículos para
ejecutivos y antigua cazatalentos de Denver, EE.UU., Laura Smith-Proulx
ha revisado miles de currículos en su carrera.
Y siempre ve los mismos problemas. Que, aparentemente, se remontan al siglo XV, a juzgar por la presentación de da Vinci.
Si estuviera vivo hoy y buscando un
nuevo empleo (sin duda un rol con menos exigencias de tiempo y una
remuneración considerablemente mayor, se aventura a decir Smith-Prouix)
su CV fallaría en algunos aspectos clave al “insistir en lo negativo, no
tomar en cuenta sus contribuciones esenciales y desviarse demasiado de
las aptitudes que le interesan a los empleadores”.
“Tendría los mismos problemas que muchos buscadores de empleo actuales”.
Destacar lo positivo
¿Por qué sucede eso? Es la naturaleza humana.
“Desafortunadamente mucha gente piensa en proyectos enormes y extenuantes en términos negativos”, dice Smith-Proulx.
Extractos traducidos
“Muy ilustre Señor mío..”
1. Tengo proyectos para
puentes muy ligeros, fuertes y fácilmente transportables con los cuales
perseguir y, en algunas ocasiones, escapar del enemigo, y otros,
resistentes e indestructibles al fuego y la batalla, fáciles y
convenientes de levantar y colocar en posición. También métodos para
quemar y destruir los puentes del enemigo.
2. Sé como, durante el
asedio a un terreno, sacar el agua de las fosas y cómo construir una
infinidad de puentes, paredes andantes, escaleras de asalto y otros
instrumentos necesarios para una empresa de esta índole.
3. Además, si durante
el asedio a un terreno no se pueden hacer bombardeos, ya sea por la
altura del glacis o la fuerza de su situación o posición, tengo métodos
para destruir cada fortaleza o bastión, a menos de que esté cimentada
sobre una roca o algo parecido.
Y cita un ejemplo que viene al caso.
“Se dice que cuando pintaba su famoso
cuadro ‘La Última Cena’, da Vinci se esforzó trabajando durante muchos
días, sin convencerse de que su producto final era exactamente lo que
estaba buscando (a pesar de su fama posterior como una de las obras de
artes más admiradas de todos los tiempos)”.
Su CV del siglo XV delata su falta de
confianza al indicar: “Proyecto parcialmente finalizado, entregado ante
un plazo imposible, que me ganó fama por preocuparme de cada detalle y
por perder la perspectiva del cuadro general…” (broma intencionada).
Para tener mayores probabilidades de ser
contratado, da Vinci podría usar un artificio moderno, convirtiendo su
agotamiento en una combinación ganadora que seguramente será exitosa con
su próximo potencial empleador, apunta Señala Smith-Prouix.
“Entregas de alta calidad (que me ganó
el reconocimiento en la industria) terminadas en plazos ajustados, lo
cual se logró haciendo horas extras y manteniendo a la gerencia
informada sobre la marcha del trabajo”.
Aprovecha el valor de la influencia
Esa es solo una modificación a un texto.
Pero no hay que perder de vista cuánto peso tiene hoy en día que lo
vean a uno como una persona de influencia global.
“En el caso de da Vinci esto exigiría
exponer que ‘inspiró admiración entre la población civil, la realeza y
los escritores’, y quizás soltar una frase acerca de lo que significa
haberse mantenido vivo como un personaje en la serie de videojuegos
‘Assasin’s Creed’, mucho después de haber dejado este mundo”, recomienda
Smith-Proulx.
“Hablando en serio, esa estrategia es
mejor que intentar convencer a los empleadores del valor de su interés
por actividades más complejas (y dudosas), tales como su fascinación con
la ciencia médica y el estudio de la fisiología humana comparadas con
las emociones derivadas del corazón y el hígado”.
Guarda mejor esos temas para discutirlos durante la entrevista.
No distraer al nuevo jefe
Y aunque todos estamos bastante
orgullosos de nuestras contribuciones al mundo, más allá de nuestras
carreras, francamente a los empleadores no les interesan y esos detalles
solo servirán de distracción.
En el caso de da Vinci, eso significa
concentrarse “más en su éxito que en sus emprendimientos en temas
aparentemente no relacionados”, agrega Smith-Proulx.
“Un empleador que necesita un ingeniero,
por ejemplo, encontraría fascinantes sus dibujos técnicos y diseños
para puentes, vuelos, bombas hidráulicas y un cañón de vapor”.
Sin embargo, su afición por investigar
“diseños para caminar sobre el agua o mencionar que ‘estudié caras y
emociones, dibujé bebés en el útero y escribí textos con escritura en
espejo’, simplemente no tienen el mismo tono”.
Lo esencial, dice Smith-Prouiz, para
atraer la atención de uno de los mejor empleadores actuales sería
modificar su CV para ceñirse “a los detalles relevantes, resistir el
impulso de impresionar – u horrorizar – a los empleadores con proezas
extravagantes, y abstenerse de presentar hechos irrelevantes”.
Las apariencias importan
Mientras tanto, Adam Lloyd, presidente
de la firma global de búsqueda de ejecutivos basada en Florida, EE.UU.,
Webber Kerr Associates, indica que: “debido a que ahora todo va a la
velocidad de la luz, necesitamos que (un CV) se presete a una rápida
revisión, que establezca una credibilidad a la medida del puesto
buscado”.
En ese sentido, el documento de Vinci se queda corto.
Inteligente selección de meta, modernizada
Eso no quiere decir que el gran maestro hiciera todo mal.
Cabe felicitarlo por el “claro objetivo
precisamente definido, escrito específicamente para el empleador que
tiene como meta: el Duque”, apunta Lloyd. “Bien hecho, muy
personalizado”.
Sin embargo da Vinci falla en algo
crucial para las personas que buscan empleo en el mundo moderno. No ha
desarrollado “una marca coherente, mucho menos alguna marca para este
obra de mercadeo personal”.
¿Y qué hay con respecto a tener una presencia social, un URL para ver su vasta colección de obras? Indispensable.
“Bravo”, acota Lloyd, por la
presentación que hace da Vinci de un CV que no está lleno de
estrambóticas fuentes de letras, combinaciones de colores o imágenes.
“Sin embargo, creo que es un poco simplista. Un poco más de espacios
blancos a la vista serán de ayuda con algunas variaciones de fuentes,
titulares y clasificaciones”.
“Es necesario que el documento sea
ojeado y procesado en cuestión de segundos, en vez de que haya que tomar
minutos para leer párrafos”, señala Lloyd.
El CV no lo es todo
Si bien da Vinci tiene claro lo que hará
para el Duque (por análisis de necesidades) y de lo que es capaz, “le
faltan ejemplos específicos de obras terminadas que guardan relación” al
trabajo que quiere hacer para su posible empleador.
Para remediar eso, a da Vinci le haría
falta claramente “mostrar sus triunfos profesionales, experiencias y
resultados, y vincularlos a lo que dice, generando confianza en los ojos
del Duque”, dice Lloyd.
“Con las correcciones hechas, confío en
que el Sr. Da Vinci sea contratado. Viene con buenas referencias y tiene
una sólida reputación, bien respaldada”, dice Lloyd.
“El CV convencional es solo uno de
muchos factores que validan la habilidad de un candidato para hacer un
trabajo…No es una lista final de todos los atributos”.