El estrés es una pendiente resbaladiza. En un corto periodo de tiempo, se puede pasar de trabajar sólo unos minutos de más hasta varias horas extra, y aunque la dedicación no es algo negativo, la presión y el exceso de trabajo puede convertirse rápidamente en agotamiento. La Clínica Mayo define el agotamiento del trabajo como “un tipo especial de estrés que conlleva agotamiento físico, emocional o mental combinado con dudas acerca de su capacidad y el valor de su trabajo.” Los empresarios son particularmente susceptibles a este padecimiento, por eso es importante identificar sus síntomas y así evitar su impacto.

Cambiar el paisaje

El lugar tiene un impacto tremendo sobre la calidad de trabajo que haces y tu estado de ánimo general. Trabajando desde el mismo lugar, con la misma vista, durante las mismas horas, la probable sensación de monotonía puede conducir al desgaste.

Cuando sientas que tu entorno comienza a afianzarse, haz un esfuerzo para conseguir un cambio de escenario. A veces esto significa simplemente levantarse y trabajar desde un lugar diferente de la oficina; otras veces, implica dejar tu despacho y trabajar desde una cafetería. El cambio de escenario casi siempre alienta nuevos pensamientos e ideas, que te impiden caer en la rutina mental.

Encontrar una salida creativa

Gestionar una empresa puede ser estresante, aterrador y solitario. Incluso en individuos con grandes redes de apoyo y co-fundadores, puede ser difícil que encuentren una salida para despejarse de preocupaciones y, al reprimir las emociones, fácilmente pueden llegar a experimentar sentimientos de agotamiento. La escritura, sin embargo, es la salida perfecta para explicar, explorar, y digerir todo lo que tienes que enfrentar como empresario de una manera saludable.

Atención plena y práctica

Cuando las cosas empiezan a acumularse y los sentimientos de agotamiento se te vienen encima, recuerda que debes detenerte y ser consciente del momento presente. Es común que los sentimientos que estás experimentando estén relacionados con lo que piensas que podría suceder en el futuro, no con lo que estás tratando en el presente. La práctica de la atención plena y la capacidad de centrarse en el momento actual te pueden dar un respiro de las preocupaciones que te llevaron al desgaste.

Un reciente artículo de Harvard Business Review señala que se necesitan tan sólo seis segundos de meditación consciente para que los beneficios de enfocar tus pensamientos den resultado. Aquieta tu mente y alejate del interminable “qué pasaría si…” para centrarte en el presente y hacer frente a las tareas que tienes por delante de manera más eficaz.

La clave para manejar el desgaste y evitar sus peores efectos es detectar sus primeros síntomas y tomar medidas decisivas antes de que surjan. Cosas tan simples como cambiar la ubicación donde se elige a trabajar, escribir o ser consciente del presente puede marcar una decisiva diferencia.