Cada búsqueda laboral promovida por una empresa recibe como respuesta una gran cantidad de currículums. Aparecen decenas, cientos o hasta miles de postulantes, dependiendo del prestigio de la organización y del tipo de trabajo solicitado.

Al finalizar el proceso de selección, hay un candidato que consigue el empleo, mientras que el resto de los aspirantes que están fuera de carrera difícilmente saben por qué fueron descartados para ocupar el cargo.

Una nueva generación de profesionales, denominada comúnmente “Millennials”, gana influencia en el mercado laboral con un interrogante abiertamente cuestionador: ¿Por qué no me eligieron?

La pregunta no encubre una exigencia o reclamo caprichoso, sino una sincera demanda para entender cuáles son las propias carencias o debilidades: ¿me falta experiencia laboral? ¿Necesito más conocimientos de idiomas? ¿La búsqueda requería aptitudes más senior? ¿Mi perfil no encaja con la cultura de la empresa?

Los directivos de Recursos Humanos frecuentemente no entienden este pedido de los jóvenes, o bien a veces no saben cómo responder a ese deseo, reseñó Matías Badano, director de Foster Jobs.

Dar una devolución a un gran número de personas no es tarea sencilla, sobre todo si al hacerlo no existe un beneficio aparente para la organización.

Pero ese beneficio efectivamente existe, porque por más que las empresas renieguen por las condiciones impuestas por los “Millennials”, lo cierto es que necesitan de su mano de obra.

Los “Millennials” rechazan las estructuras establecidas por considerarlas obsoletas. En tanto, los mayores lo perciben como una falta de compromiso.

Con el correr de los años esto se va a acentuar cada vez más, en la medida que nuevos jóvenes emerjan como gerentes y líderes en puestos estratégicos de trabajo.

Afortunadamente, la tecnología permite acortar los caminos. Mediante el desarrollo de aplicaciones y plataformas tecnológicas prácticas, las empresas pueden agilizar el proceso y satisfacer la necesidad de feedback que tienen los millennials, a la vez que pueden aprender más y mejor de las necesidades de esos aspirantes al empleo.

El intercambio generacional en las organizaciones a veces trae tensiones como consecuencia de prejuicios y mala información.

Mientras que los jóvenes rechazan las estructuras tradicionales por considerarlas obsoletas o anticuadas, los mayores sienten que a los más chicos les falta compromiso, que quieren todo en lo inmediato y que no saben “hacerse de abajo”.

Quizás haya algunas cuestiones que sean ciertas. Pero también pueden construirse puentes de comunicación y feedback, para achicar esa brecha generacional que hoy genera daños. Así podremos convivir todos con algo más de armonía dentro de las empresas.