Manuel Lopez Jerez www.sht.com.ar
Asalto al Cerebro
No teman ustedes, no vamos a asaltar el statu quo de nadie, tan solo
vamos a intentar despertar el entusiasmo en algunos adormecidos cerebros.
El exceso de racionalismo acartona los pensamientos creativos
que pueden surgir en el seno de una organización.
El miedo se apodera de nosotros ante la posibilidad de dejar brotar
libremente todo tipo de ideas de nuestra gran fábrica de ilusiones. Nuestro
cuerpo pierde elasticidad y, agarrotado hasta la médula, anula la posibilidad
de un pensamiento creativo.
No estamos acostumbrados a preguntarnos libremente sobre cualquier
asunto con el fin de encontrar posibles soluciones a los problemas y
situaciones que se nos plantean. La cultura de la acomodación, que
lamentablemente está asentada en muchas empresas (en todos los niveles
jerárquicos), impide que puedan aflorar nuevas visiones que redunden en una
mejor organización del trabajo, y con ello en una optimización de la empresa.
Esa gran máquina que es nuestro cerebro está formada por dos
hemisferios. Por lo visto el hemisferio izquierdo es analítico y el derecho
intuitivo. Nos empeñamos en crear estructuras rígidas, dogmáticas, en las
empresas. Los departamentos de Recursos Humanos quieren controlar a todo el
personal como si de máquinas se tratara.
Para ser competitivos, nos dicen los gurús empresariales, hay que ser
flexibles, adaptables a los cambios continuos, a la ambigüedad emergente. Y yo
me pregunto: ¿qué es ser flexible? ¿Aporta flexibilidad
el pensamiento analítico?
Las empresas competitivas, con visión de futuro, están formadas por
equipos directivos que asaltan con asiduidad sus cerebritos y además atacan con
naturalidad y buena intención los cerebritos de todos
los miembros de la organización.
Ideas, muchas ideas, es lo que necesitamos en estos tiempos de apertura
de mercados, de competencia
feroz, de globalización económica. Dejemos a un lado los prejuicios y
los complejos directivos y, superando el síndrome del directivo analítico,
abramos ventanas a todo tipo de propuestas, de ideas creativas, que puedan aumentar
el entusiasmo organizacional, incrementando la
competitividad corporativa.
Como bien sabemos, el inicio de grandes empresas fue una idea; también
observamos que lo que sirvió en un determinado momento, no aporta flexibilidad en
la actualidad. El liderazgo democrático genera una
cultura organizacional basada en la colaboración, en la comunicación
fluida y transparente que posibilita la floración de muchas propuestas
constructivas en beneficio de todos.
Por mucho que nos empecinemos en mantener estructuras rígidas en las
empresas, están siendo los propios mercados (dinámicos, cambiantes y muy
flexibles), los que están poniendo en su sitio a muchas empresas que en su día
fueron competitivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario