Si de verdad crees que tu idea
innovadora, el excelente plan de negocios, vigilar las operaciones y
recortar los gastos te llevarán hacia el éxito emprendedor, déjame
decirte que aun no has considerado el factor más importante en la clave
del éxito.
No es suficiente saber que es lo que
tienes que hacer y ponerlo por escrito, o creer que una nueva estrategia
de mercadeo te colocará a años luz adelante de tu competencia. “Echarle
ganas”, “Echarle los kilos” a tu proyecto de emprendimiento o a tu
negocio propio tampoco son la clave ni garantiza nada. Lo que funciona
son las acciones que se ejecutan en base a decisiones correctas. Y es
que de verdad, tomar las decisiones correctas no es fácil. Tiene que ver
con nosotros mismos y el punto de partida son nuestras propias
creencias.
Tus creencias
Tus creencias
Tenemos 5 sentidos, ellos nos ponen en contacto con el entorno. Por
medio de ellos percibimos todas las sensaciones conocidas. Si uno de
ellos falla nuestra percepción sería mala o incompleta. Si se carece de
uno de ellos, de una u otra forma, uno o más de los restantes se
desarrollará aún más.
Cada entorno, con sus respectivas
características, marca la pauta de nuestras imágenes mentales en
relación a él y de ahí provienen las experiencias y los recuerdos.
Percibir en el entorno buenas sensaciones genera imágenes positivas
formando experiencias positivas. Las malas sensaciones generan imágenes
negativas formando experiencias negativas. Una creencia es el recuerdo
de una experiencia, buena o mala. Pero más allá de todo esto, la
relación de ideas, logra implicaciones en forma automática. Entonces
nuestras creencias, vienen a dar forma a cada uno de nosotros. De
acuerdo a nuestra percepción, y filtrado por nuestras creencias, es como
llegamos a pensar, actuar y obtener resultados. Esa experiencia
reforzará o debilitará a la creencia o creará una nueva, para
comenzar de nuevo.
comenzar de nuevo.
Sin embargo, todo es susceptible de
modificaciones. El modificar nuestras imágenes mentales, nuestras
creencias, puede ayudar a cambiar nuestra forma de conducirnos
obteniendo resultados diferentes. Es muy conocida la frase que reza:
“Hacer lo que siempre has hecho, te dará siempre el mismo resultado”
Y esto es tan solo el comienzo. Nuestros
hábitos, buenos y malos, nos ayudarán o impedirán lograr nuestros
objetivos, incluso la forma en que nos sintamos como personas. ¿Qué es
un hábito? Es una conducta que repetimos muchas veces hasta que se torna
automática y transparente para nosotros. De tanto repetirla se vuelve
fácil y cómoda y luego de instalada no es común cuestionarla.
Piensa en lo siguiente:
* ¿Cuántas cosas te pierdes a diario por no tener hábitos que te ayuden a conseguirlas?
* ¿Llegas tarde a las reuniones?
* ¿Postergas lo que tienes que hacer?
* ¿Hablas en vez de escuchar?
* ¿Trabajas más de la cuenta?
* ¿Dejas las cosas para último momento?
* ¿Duermes más de la cuenta?
* ¿Siempre estás muy ocupado?
* ¿Siempre pagas atrasado?
* ¿Siempre gastas en cosas que no necesitas?
* ¿Llegas tarde a las reuniones?
* ¿Postergas lo que tienes que hacer?
* ¿Hablas en vez de escuchar?
* ¿Trabajas más de la cuenta?
* ¿Dejas las cosas para último momento?
* ¿Duermes más de la cuenta?
* ¿Siempre estás muy ocupado?
* ¿Siempre pagas atrasado?
* ¿Siempre gastas en cosas que no necesitas?
¿Qué me dices de esto?
* ¿No te alcanza el tiempo?
* ¿No puedes ajustarte a un presupuesto?
* ¿No planeas tus actividades del día siguiente?
* ¿No permites otro ganador que no seas tu?
* ¿No puedes ajustarte a un presupuesto?
* ¿No planeas tus actividades del día siguiente?
* ¿No permites otro ganador que no seas tu?
O peor aún
* ¿Tomas como verdad absoluta lo primero que se te ocurre?
* ¿Siempre tienes una justificación para todo?
* ¿Tomas como verdad absoluta lo primero que se te ocurre?
* ¿Siempre tienes una justificación para todo?
Ahora, a estos cuestionamientos dale un enfoque de negocios, imagina los resultados y analiza:
* ¿Cómo te verán tus empleados?
* ¿Cómo te verán tus proveedores?
* ¿Cómo te verán tus clientes?
* ¿Para eso pusiste un negocio?
* ¿Cómo te verá tu familia?
* ¿Cómo te verán tus proveedores?
* ¿Cómo te verán tus clientes?
* ¿Para eso pusiste un negocio?
* ¿Cómo te verá tu familia?
Nuestros hábitos, determinarán en gran
medida la forma y tamaño de los resultados que obtenemos, sin importar
si tenemos o no una estrategia o un objetivo definido, interfiriendo o
ayudando en el logro de nuestro objetivo. Ahora basado en esas
respuestas, piensa:
* ¿Cómo será la actuación de tus empleados?
* ¿Que decisiones tomarán tus proveedores?
* ¿Que decisiones tomarán tus clientes?
* ¿Qué ocurrirá con tu negocio?
* ¿Qué pasará con tu familia?
* ¿Que decisiones tomarán tus proveedores?
* ¿Que decisiones tomarán tus clientes?
* ¿Qué ocurrirá con tu negocio?
* ¿Qué pasará con tu familia?
Cada respuesta será consecuencia de tus
creencias, ya que tomaste decisiones y actuaste de acuerdo a ellas. De
la misma forma, con tu negocio funcionando pueden surgir afirmaciones
como las siguientes:
* Mis empleados no están comprometidos
* El marketing es un engaño
* No se puede competir contra los grandes
* Hay demasiada cartera vencida
* No tengo tiempo para las cosas importantes
* Me paso el día resolviendo problemas
* No tengo control sobre mi negocio
* Solo trabajo para pagar las cuentas
* El marketing es un engaño
* No se puede competir contra los grandes
* Hay demasiada cartera vencida
* No tengo tiempo para las cosas importantes
* Me paso el día resolviendo problemas
* No tengo control sobre mi negocio
* Solo trabajo para pagar las cuentas
Podría sonarte familiar. Como
propietario del negocio, el problema principal está en ti, en la forma
en que manejas el negocio. Esas afirmaciones son la consecuencia. Estos
son los resultados de los controles, sistemas, procedimientos y hábitos
que has implementado basado en tus creencias, porque crees que así son
las cosas en realidad.
Es tu percepción.
Definitivamente es relativo. Lo que
consideras verdad absoluta, es apenas una parte de la verdad. Es TU
VERDAD, y como tal puede ser percibida de forma distinta, cambiando el
punto de vista y sin perder el enfoque. Cambiar los hábitos y tomar las
decisiones correctas, definitivamente no es una tarea fácil. Se requiere
sincera autocrítica, visualización interior y profundo conocimiento
personal, y en realidad, esas son tareas muy difíciles de lograr, ya que
NUESTRA VERDAD es que nadie en el mundo está en lo correcto, mas que
uno mismo. Al modificar nuestras imágenes mentales, estaremos
modificando también nuestras creencias. Entonces las afirmaciones hacia
la misma situación, serían diferentes y con el mismo enfoque:
* Voy a motivar de otra forma a mis empleados
* Haré campañas más efectivas
* Produciré artículos alternativos
* Motivaré a mis clientes puntuales
* Cambiaré mis prioridades
* Con un nuevo procedimiento evitaremos problemas
* Mi negocio está en crecimiento
* Con todo esto, tendremos más utilidades
* Haré campañas más efectivas
* Produciré artículos alternativos
* Motivaré a mis clientes puntuales
* Cambiaré mis prioridades
* Con un nuevo procedimiento evitaremos problemas
* Mi negocio está en crecimiento
* Con todo esto, tendremos más utilidades
Estas afirmaciones son producto de una
nueva forma de pensar, de un nuevo punto de vista, de una percepción
diferente de la misma situación, una forma que antes no conocías, que
para ti no existían porque tus creencias no te permitían verlas. Te
mantenían ciego a ellas.
Finanzas del negocio
Otro aspecto fundamental de un negocio, es el financiero y está
íntimamente relacionado con las creencias. Como emprendedor, es posible
que creas que todo el dinero producto de las ventas es tuyo.
Nada más
falso que eso. Si esto fuera verdadero, lo más seguro es que tu negocio
sea una sola operación y que nunca más volverás a trabajar en él.
Entonces no tendría objeto hacer una planificación tan detallada,
actividades de mercadeo, etc. Está visto que en ocasiones una enorme
cantidad de dinero no puede salvar a empresas de la quiebra y en otras
pueden hacerse milagros con poquísimo dinero. ¿Cual es el truco? No hay
truco. Existen ciertos principios que llevados con disciplina hacen más
fácil la supervivencia del nuevo negocio.
Asígnate un sueldo
Asígnate un sueldo
Como trabajador de tu propia empresa debes tener un sueldo acorde a los
ingresos de tu negocio. Ni un centavo más. Repito: No todo el dinero
producto de las ventas es del propietario del negocio. Es en realidad
del negocio, es para que pueda seguir funcionando, ya que se deben hacer
otros gastos como pago de sueldos (entre ellos el tuyo), impuestos,
pago de servicios, etc. Posteriormente habrán recursos suficientes para
hacer inversiones mayores.
Cuidar las entradas y salidas de dinero
Suena muy obvio, pero en ocasiones la apertura de un nuevo negocio hace
que nos engañemos. No obstante, en la marcha diaria del negocio, no
podemos gastar más de lo que se vende, de lo contrario, estaremos
manteniendo al negocio poniendo dinero de nuestra bolsa como
propietarios solo para que el negocio funciones y en el peor de los
casos estaremos perdiendo dinero.
Fortificar el negocio
Al negocio hay que darle vitaminas para que su crecimiento sea mayor y
mejor. ¿Qué es esto? Se trata de ayudar al negocio para que tenga un
crecimiento sólido. Entre otras cosas y dependiendo del negocio, esto se
logra con salarios decorosos para los empleados, Teniendo buenos
proveedores (aunque no sean los más baratos) para sostener una calidad
del producto, Invirtiendo en publicidad para incrementar las ventas,
Superando las expectativas de tus clientes para mantenerlos cautivos,
Asesorándote con profesionales para tomar mejores decisiones. Y claro
que no debes acabar con las utilidades. Todo esto no es un gasto, es una
inversión y los beneficios se verán a mediano y largo plazo.
No compres lo que no necesites
En el inicio no hagas fuertes inversiones en equipos y mobiliarios,
mucho menos si no sabes cómo y a quienes vas a vender tu producto. No
adquieras lo que no necesitas sino hasta que tus operaciones así lo
indiquen. Las instalaciones muy bonitas ayudan pero no consiguen
clientes. Las ofertas resultan muy tentadoras pero no caigas en la
trampa, aprende de ellas.
Bien vendido o bien podrido
Esta es una frase muy popular entre los vendedores de vegetales.
Significa que no debes subestimar a tu producto o servicio. Si tu no le
das el valor a tu producto o servicio, nadie más lo hará creando una
imagen inadecuada. Tu debes ser el primer convencido del valor de tu
producto o servicio.
Nunca dar Fiado
Dicen por ahí que fiado es hermano de regalado. Una cosa es dar crédito y
una muy distinta es fiar. Si entre tus planes está el de dar crédito,
debes asegurarte que puedes correr ese riesgo solicitando los requisitos
necesarios, un contrato adecuado y los procedimientos requeridos, pero
nunca fiar. Dar fiado no es vender. Es poner en riesgo el capital del
negocio ya que no ha ingresado el dinero producto de esa operación. Solo
entonces es una venta.
Ten siempre una reserva de dinero
Hay situaciones que ocurren sin estar programadas, se llaman
imprevistos. Dependiendo del giro del negocio, es muy recomendable tener
una reserva de dinero que debe al menos cubrir los gastos de operación
(rentas, servicios, sueldos, etc.) de dos o tres periodos, si es posible
más. Esto también garantiza el funcionamiento del negocio en las
temporadas bajas.
Como emprendedor o propietario de un
negocio, debes recordar que tu eres el único responsable del éxito y
fracaso de tu negocio y que estás en el lugar que tienes actualmente
debido a las cosas que has estado creyendo, pensando y haciendo. Será
decisión exclusivamente tuya la de cambiar tus creencias, para llegar
hasta donde quieres llegar. La verdad es que tú pones el límite.
Fuente: Ben Crocker – Revista Dinero
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